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  • Mensajes conflictivos de la guerra del tabaco.

En su nota editorial, S.Schroeder define que la prevención y el cese son las principales estrategias en la batalla contra el tabaco.

Los esfuerzos preventivos están dirigidos a desalentar a la gente, principalmente chicos y jóvenes, a que comiencen a fumar. Las estrategias utilizadas incluyen educación anti-tabaco, contra mercadeo guías sobre las formas de resistir las presiones para experimentar con tabaco, el aumento de los impuestos en los productos del tabaco, restricciones en la publicidad y mercadeo del mismo, con locación de etiquetas de advertencia en productos y en publicidad, declaración de leyes que garanticen una edad mínima para la compra y esfuerzos para influenciar el cambio de conductas sociales.

Asimismo, son importantes los esfuerzos para ayudar a los fumadores a abandonar el hábito. La nicotina es una de las sustancias más adictivas, y aunque el 70% de los fumadores de EE.UU dicen que quieren abandonar el hábito, solamente el 5% es capaz de hacerlo por un año. Cuando la gente abandona el tabaco, ellos y sus familiares disminuyen en forma inmediata su riesgo de enfermedad cardiovascular, bronquitis, y a largo plazo los riesgos de cáncer, epoc y otras patologías.

Debido a estos beneficios sociales los gobiernos han considerado aumentar la motivación apoyando la creación de lugares libres de tabaco en los lugares de trabajo, restaurants, aerolíneas, y a través del aumento de los impuestos en los productos derivados del tabaco.

En razón del aumento dramático en el uso del tabaco, y la relativa escasez de fondos destinados a programas de control en 1998 se firma el Master Settlement Agreement (MSA) entre 46 estados de los EE.UU y la industria tabacalera, que implica un desembolso de 206.000 millones de dólares para los próximos 25 años.

El problema se plantea cuando los estados gastan de este presupuesto para dicho fin (el control del tabaco), en muy bajo porcentaje (se compara los 10 centavos por cápita en Pennsylvania a los 15,47 dólares por cápita en Maine).

En el 2002, 16 estados aumentaron sus impuestos al cigarrillo. Nuevamente aunque pocos de estos fondos irán al control del tabaco, este aumento desalienta a la gente a comenzar a fumar.

Aproximadamente 15 estados han comprometido los futuros pagos del MSA a otros fines derivándolos a la cobertura de otras cuentas a pagar. Por el contrario muchos estados han hecho un uso racional y dirigido los mismos hacia su fin primario.

Así, vemos que cuanto mayor número de aportes se gastan para el control del tabaco, mayor será el monto asignado por el MSA.
Por otra parte no debemos olvidarnos de quienes desean abandonar el hábito de fumar.

Para ello una de las alternativas que se han desarrollado es la utilización de línea telefónica gratis en la cual un consejero asesora a quien llama con el deseo de abandonarlo, siguiendo un guión general donde se trata de motivar al que aún no está listo, se busca el mejor enfoque de acuerdo a la historia individual del solicitante, se sugieren estrategias para facilitar la retirada, se recomienda dosis específicas tanto de parche o goma de mascar con nicotina y se aconseja la consulta con su médico en el caso que sea necesario terapias con bupropión o inhaladores de nicotina.

Los consejeros estimulan al solicitante a que se establezca una fecha de abandono, arreglan una forma de seguimiento telefónico en las primeras etapas del retiro y le envían materiales con información a su hogar.

Los pacientes están más proclives a dejar el hábito si reciben el consejo de su médico, pero por desgracia, sólo el 20% de los pacientes refieren que su médico los ha estimulado al abandono. ¿A qué se debe esto? La cultura profesional del médico está dirigida al tratamiento de la enfermedades mas no al cambio de conductas. Por lo tanto consideran que los esfuerzos involucrados en esta actividad no son atractivos pues implican tiempo extra, no ofrecen compensación adicional y por sobre todo no les resulta de dominio familiar.

Esta última afirmación se relacionan con datos sobre los cuales tenemos que reflexionar: 70% de los 46 millones de fumadores de los EE.UU ven a su médico cada año. Un tercio de los mismos muere prematuramente. Ahora bien, si la taza de referencia o consejo fuera del 40% en vez del 20% cada año se podrían evitar 300.000 muertes prematuras.

Como conclusión, para que estas alternativas sean viables necesitan aporte financiero y compromiso profesional. El aporte financiero existe.

NEJM: Volumen 347, n° 14, pag 1106-1109. 3 de Octubre de 2002

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